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lunes, 6 de febrero de 2012


CED:

MÚSICA,  PIRATERÍA Y DISCOS COMPACTOS.


“Piratería”, un termino de uso muy extenso en estos días; y que ha suscitado todo tipo de opiniones en los medios de comunicación. Acusadores, defensores, detractores, víctimas y victimarios, en fin; existe todo un abanico de posturas sobre el referente y que han hecho del tema algo tan común como importante  y “trillado”.
Yo?, yo no pretendo tomar parte en este asunto;  NO  deposito mi pensamiento en estas líneas para ir en defensa de la “piratería”; ni tampoco pretendo abogar por quienes pertenecen al sector que reclama por los derechos de autor y procura la restricción de materiales ilegítimos.
No. Yo no soy analista ni económico ni social. Yo, seguramente me encuentro desprovisto de los elementos cognitivos adecuados para llamar a juicio las ideas o ideales de quienes en este “debate” incurren. Así, y por consiguiente, no puedo más que retratar las reflexiones derivadas de mi experiencia e introspección.

Como primera medida, pienso que el termino “piratería” ha sufrido de un abuso desmedido y que su significado no responde adecuadamente al asunto que pretende rotular; si bien no desconozco las adaptaciones semánticas que acarrea el tiempo sobre los términos de una lengua; de forma personal considero  más relevante hablar de copias no autorizadas o copias ilegales cuando se alude a el asunto aquí expuesto.
(Recuerdo a mis lectores que enfocaré este asunto haciendo mención del caso específico de la música y los discos compactos)

Ahora, en cuanto a los actores de esta disputa o debate (o como deseen o consideren mis lectores adecuado llamar este asunto) yo veo, creo y pienso que:

-La industria fonográfica y/o discográfica posee argumentos sólidos en sus “quejas”, pues resulta obvio que la existencia, difusión y comercio de copias no autorizadas acarrea el detrimento de su negocio; (¿por eso ocurre esto no?) y dadas las proporciones del fenómeno, supone un problema de orden global; por ende preocupante. Y…
por supuesto que es “malo” que existan mas copias que originales de un articulo, (¿no?)
(Al menos en una sociedad tercermundista es así) si yo fuere un hombre del negocio discográfico legal (por ejemplo) sin duda estaría iracundo y a la vez preocupado,…

Pero… esa víctima de “los piratas” que pensará?
-que el público prefiere una copia ilegal, desprovista de booklet, de precario embalaje  y/o calidad sonora?
Será por gusto que la gente adquiere copias no autorizadas?

Creo que es demasiado obvio que todo consumidor prefiere productos originales, de buena calidad, con garantía y en fin; con todo lo inherente a un artículo genuino.
Pero; qué proporción de la población puede realmente acceder a este tipo de mercancías?
– sin duda una minoría perteneciente a las clases privilegiadas; o aquellos que por afición destinan prioritariamente sus recursos a la colección. No obstante el común de la gente no; porque un CD original cuesta entre 20 y hasta 50 o 60 veces mas que una copia no autorizada (hablando de “buena” música) lo que puede representar un gasto alrededor del 7% del salario mínimo mensual vigente y el cual depende cerca del 6% de la población ocupada. (El 87%  de la población no duplica esta suma)
De esta manera, se puede deducir que el comercio de copias ilegales es  en realidad una cuestión de opciones y no de intenciones y que  es sustentado por la propia intención de compra de la población, que al no contar con los recursos para adquirir productos originales se conforma o quizás; resigna a adquirir la opción “pirata”.


En cuanto a la propagación de los materiales ilícitos, basta la reflexión: ¿con que tanta facilidad se pueden adquirir estos elementos?
Lo preocupante de un cuestionamiento así (asumiendo la postura “legal”) es que resulta  más fácil;  además de cerca; el conseguir un distribuidor de CDs ilegítimos (todavía más si se trata de películas DVD) para el general de la población que encontrar una tienda con los productos originales.


Pero… ¿Por qué existen las copias no autorizadas?
-lógicamente porque existe una demanda de productos; productos que en sus versiones originales no resultan de fácil adquisición para la multitud (sé que ya lo dije. ¡Es una pregunta retórica!). Así concluyo: -si es tan representativo el mercado de los CDs  ilegítimos; ¿no debería la industria fonográfica hacerse a la población que los consume? (Pesando quizás en vender 10 veces más a un precio 5 veces inferior o algo similar)

Yo creo que si los productos estuvieran al alcance de todos la piratería no tendría razón de ser, por supuesto tal idea supone un gran trabajo, pero desembocaría tanto en la equidad social como en una oportunidad de desarrollo y desde luego en la posibilidad de  disfrutar ese arte que es la música sin ningún tipo de culpa o detrimento social.


Y tú, ¿que piensas?

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